jueves, 17 de abril de 2014

Hablemos de mediadores, libros y bibliotecas… Por Estela Quiroga



Muchas veces uno no encuentra las palabras y al leer descubre que otro, un poeta, un escritor lo ha logrado, entonces nos apropiamos de esas palabras porque son esas y no otras, y en ese orden, de esa manera, por tal razón, me voy a tomar la licencia de transcribir un interesante texto de Guillermo Saavedra[1] que vale la pena compartir:
 “…Si me preguntan cómo y por qué la aventura de leer fue para mí la más crucial, no tengo más remedio que convocar algunos episodios luminosos de mi infancia. Tal vez no expliquen nada pero pueden invitar a otros a buscar sus propios senderos hacia el jardín de los libros.
Antes que nada, había un cuarto, en la noche espesa y larga de varios inviernos, en el barrio de Pompeya (…) en esa casa, los libros ocupaban el hueco generoso de una alta puerta clausurada (…) En esa puerta estaba condensada la literatura universal. Clásicos y argentinos, en las inolvidables ediciones de Eudeba y de Centro Editor de América Latina; westerms y policiales, en ediciones muy baratas, de bolsillo y todas las aventuras posibles tras las hepáticas portadas de la colección Robin Hood o bajos las durísimas tapas de la colección Iridium de Kapelusz. En este laberinto concentrado, mi padre fue el Virgilio que me guiaba, mientras se iba guiando, a veces a tientas y a sí mismo. Y cuando en algún momento creyó conveniente que yo me aventurara por las mías, su sola precaución fue colocar los libros menos apropiados en los estantes más altos de esa puerta biblioteca. Por lo demás dejaba  que  yo me tropezara alegremente con Kafka, Gombrowicz, con Borges, con Bradbury y Louisa M. Alcott.
(…) No sé si mis padres y mi hermana tienen idea del don que me entregaron al enseñarme a cantar, a contar, a leer y a escribir las palabras capaces, capaces de describir y reinventar el mundo. Lo cierto es que desde que lo hicieron yo vivo más ancho, menos solo y tan agradecido.”
Deseo que este texto les proporcione, igual que lo hace conmigo, cada vez que lo releo la magia del recuerdo.  Este no es un espacio para revelarles detalles de mi vida, así que me limitaré a decir que tuve una infancia rodeada de libros, de lecturas a la hora de la siesta en mi casita del árbol, envuelta en un profundo olor a naranjas tibias me convirtió primero en una lectora desordenada y compulsiva, después en una mediadora consciente de su trabajo como tal.
Este texto no tiene grandes pretensiones, la idea es distendernos e intentar:
  • Reflexionar sobre la lectura literaria
  • Tomar conciencia de nuestro papel como mediadores
  • Reconocer la importancia del rol del bibliotecario (o docente que debe llevar adelante dicho rol) y del espacio biblioteca.
  • Sugerir la posibilidad de construir Proyectos institucionales que nos permitan incentivar cada vez más la lectura.
La idea es hacerse muchas preguntas, e intentar buscar algunas respuestas entre todos. Aprovechar esta oportunidad para descubrir juntos más posibilidades entre los espacios existentes.[2]
 Nadie se atrevería a dudar de la importancia de la literatura, todos sabemos que su presencia  en la escuela actúa, entre muchas  otras cosas, en la democratización de la enseñanza, en la construcción de la inteligencia, de la creatividad, la sensibilidad, la imaginación, pero más allá de todo esto es  el único ejercicio intelectual que promueve estas facultades en forma simultánea.
Leer sirve para descubrir, para integrarse a un mundo en el que la comunicación adquirió un protagonismo que supera cualquier expectativa, hoy por hoy estamos sumergidos en un espacio cibernético en el que las imágenes desfilan de un modo vertiginoso, por lo tanto,  es cada vez más necesario tener capacidad para seleccionar, recortar, jerarquizar y este ejercicio lo puede llevar a la práctica únicamente alguien que haya transitado los caminos de la lectura literaria, que desde ya es la “madre”  de todo tipo de lectura. Desde las canciones de cuna hasta los cuentos tradicionales, desde las novelas de aprendizaje, hasta las desopilantes aventuras en islas desconocidas, desde el relato de la abuela, hasta los cuentos de terror alrededor del fogón de algún campamento, desde la lectura de los primeros poemas de amor, siempre será el libro el que nos abra senderos, pero el libro se busca, no se impone, es una suerte de llamado que requiere de un vocero, de un maestro o maestra que nos inicia, que nos posibilita transitar ese espacio mágico y placentero. Esta maravillosa empresa no se puede llevar adelante si no hay un docente que oficie como modelo.
Cuando se cuenta una historia, afloran no sólo las palabras e imágenes, sino también las emociones. Al compartir un cuento con niños y niñas  se echa a andar un proceso que va más allá de la lectura, se crean vínculos, se construyen  lazos afectivos.

En el principio era la palabra
La literatura de tradición oral comparte un sustrato común de materiales literarios infinitamente trasvasados y reutilizados. Los estudios folclóricos y literarios han mostrado y clasificado de múltiples maneras la permanente presencia de relaciones  intertextuales entre la literatura épica, los mitos religiosos y el folclore. Pensemos cuántas veces aparece el motivo de la ocultación del héroe durante su primera infancia, tomemos como ejemplo la historia de Moisés,  o la del Rey Arturo  o la de la  mismísima Blancanieves, o el caso de una parte del cuerpo vulnerable, como el talón del gran Aquiles, el corte del cabello de Sansón,  que también va a repetirse en otros relatos.  Por lo tanto, cuanto más les narremos o leamos estos textos, a nuestros niños y niñas,  más posibilidades de armar relaciones intertextuales van a tener, porque como dice Graciela Montes el lector se va construyendo lectura a lectura, se va apropiando de tramas cada vez más complejas y sutiles y esto constituye la clave en la historia de cualquier lector que se precie de tal. La literatura empieza siendo oral, desde el comienzo de la humanidad.
Dar a conocer a los más pequeños los cuentos y obras que una comunidad considera sus clásicos significa, ni más ni menos que compartirlos con las nuevas generaciones, re actualizarlos. Los libros conectan a sus lectores con la tradición cultural, nos compete a nosotros, como mediadores tamaña responsabilidad y me viene a la mente una vieja canción tradicional “que sepa abrir la puerta para ir a jugar...” Tenemos que atrevernos.  Las palabras dentro del orbe literario nos permiten justamente esto. Sería interesante que cada uno de nosotros pudiese rememorar su biografía lectora, esa sensación de conocer los Alpes junto a la pequeña Heidi[3], el entrañable deseo de convertirse en Josephine March,[4] o descubrir el mundo de la mano de  Mr. Phileas Fogg[5] y en medio de esos intrincados caminos comprender cómo ciertas relaciones entre uno y otro texto generaban en nosotros una sensación de absoluto triunfo que hacía pensar que Sherlock  Holmes[6] era un principiante. Descubrir los mágicos motivos recurrentes nos hace sentir que estamos encontrando las claves de un tesoro perdido, y eso, no nos engañemos, se logra lectura tras lectura. Hay muchos recorridos posibles pero lo ideal es partir de los clásicos, de los cuentos tradicionales y avanzar desde “La Caperucita Roja”  de Charles Perrault o de los hermanos Grimm, a la versión de Roald Dahl[7] en su libro “Cuentos en verso para niños perversos”, o la de nuestro colega y escritor Pescetti[8], por mencionar solamente algunas, lo interesante de este tipo de propuesta es justamente tener conciencia que estamos trabajando con perspectivas ideológicas y artísticas diferentes y que de estas  lecturas se desprende un verdadero plus de significaciones que nos van a permitir hacerles ver a los niños y niñas la multiplicidad del juego de miradas y por qué no instarlos a la producción, a través de las manos del maestro o de la maestra.
La literatura tiene una perspectiva diferente de la lengua, ya que enfatiza el valor del lenguaje, violenta el lugar común, construye imágenes audaces, es capaz de poner en libertad voces, que surgen de la multiplicidad de puntos de vista de un texto, genera distintas interpretaciones. Así, de esta manera, va transformando  la palabra hasta volverla intensa, imprescindible.
 No podemos dejar de mencionar que, la literatura está incluida en un contexto,  nace a partir de determinadas condiciones de producción, y desde luego este hecho jugará un importante papel en su estética.
 Nosotros, como docentes somos mediadores y no tenemos que perder de vista la especificidad de los discursos literarios. Esto implica considerar a la literatura como arte, poder discernir un buen texto de otro que no lo es. No podemos dejarnos engañar por textos  cuyo único mérito es ser reconocidos como  productos del mercado.
Ahora bien, cuál es la especificidad de la literatura para niños, cuáles son sus alcances, qué es necesario brindarle al niño para ayudarlo a convertirse en un sujeto lector, estamos obligados a  plantearnos éstas y otras cuestiones, revisar, reflexionar sobre nuestra propia relación con el arte de la palabra y nuestra actitud como mediadores.
No será dibujando, ni cambiando finales, ni sometiendo a los niños y niñas a un minucioso interrogatorio como se contribuirá  a formar futuros lectores, al contrario, estas acciones no son el camino hacia el placer o la creación, por eso lo ideal es dar el espacio para que cada uno pueda expresar sus sensaciones, opinar, debatir, pensar, crecer, incentivar el diálogo, que no es poco. Porque de acuerdo con lo que venimos diciendo un buen cuento siempre lleva a otro[9].
El psicoanalista Bruno Bettelheim[10] decía que para sentir muchas ganas de leer un niño no necesitaba saber que la literatura le iba a servir más adelante sino que debía estar convencido de que ésta le abriría un mundo de experiencias.
 Niños y niñas tienen que percibir que la literatura es un arte mágico y misterioso, capaz de ofrecernos poderes y transportarnos a lugares ignotos…
Ahora bien,  para que el niño o la niña perciba eso primero lo tenemos que percibir nosotros. Seamos claros, no se puede transmitir lo que no se conoce. Aunque esto suene antipático, formar a un lector en el Nivel Inicial o en el Nivel Primario implica ciertas condiciones en aquel o aquella que va a enseñar, en la didáctica con que  va a realizar su trabajo. Por desgracia en ninguna parte de los  currículos de formación se asegura que el futuro docente ha sido incitado a convertirse en  un amante de la lectura, de modo que no hay por qué rasgarse las vestiduras cuando se escucha decir a  muchos maestros en ejercicio “a mí no me gusta leer” en un acto de absoluta sinceridad, la idea no es asustarse sino ocuparse, porque como en todos los órdenes de la vida un lector no nace, se hace. Siempre se está a tiempo. Eso sí, nuestra condición de  mediadores nos compromete, por lo menos, a tener una buena relación con los libros. Para conseguir esa relación entrañable con la literatura tenemos que aprender a transitarla, no hay otro camino, para transformarse en lector, no existe una pócima mágica, solo se trata de leer, leer y leer y aprender a “degustar” la lectura, a “paladearla”. En este punto parece interesante recordar que Jorge Larrosa [11], en su libro “Escuela, poder y subjetivización” (1995) señalaba que “lo que somos, el sentido de quién somos, depende de las historias que contamos y que nos contaron”. Efectivamente la lectura nos pone en contacto con el otro, a partir de ese contacto nos comunica con nosotros mismos, y este rito se ha repetido por generaciones y generaciones hasta permitirnos construir nuestro propio relato, somos palabra.
Leer implica un esfuerzo, no es fácil, pero insistimos, hay algo que no debemos perder de vista: somos mediadores, nos compete este tema. Apuntamos, desde luego, a una lectura social, no a una lectura meramente escolar, justamente porque tanto la lectura como la escritura son prácticas sociales. Esto lo hace mucho más complejo, leer en la Educación Inicial y Primaria no puede, ni debe ser una suerte de ejercicio mecánico y formal de habilidades desconectadas del placer que implica la lectura de textos literarios.
Los niños y niñas logran, a través de la ficción construir “alas” y desplegarlas, por eso tenemos que pensar acciones específicas, no podemos perder “La gran ocasión” como dice la prestigiosa Graciela  Montes (2006), en  un cuadernillo de distribución gratuita que se publicó en el marco del PLAN NACIONAL DE LECTURA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN, que sería bueno tener siempre a mano para re leer.[12]

El rito de la lectura literaria: ¿Qué leemos? ¿Cómo leemos?
 Es importante destacar que antes de decidir la lectura de un cuento el o la docente deberá seleccionar cuidadosamente el texto, a partir de criterios que justifiquen dicha elección.  Veamos algunos de esos criterios: la originalidad, el humor, tal vez porque está parodiando un género y eso resulta interesante para armar una secuencia, por ciertas construcciones lingüísticas o discursivas que piensa son importantes para reflexionar, por la calidad de las ilustraciones en combinación con la calidad literaria, o tal vez lo selecciona porque ha leído y disfrutado de otros cuentos del mismo autor, o por recomendación de alguna revista especializada, como “Imaginaria”[13] o por la indicación de algún especialista, pero lo principal  es que ese cuento entusiasme a ese lector o lectora  ya que esa es la condición sine qua non para “contagiar” el placer por la lectura, únicamente así, leer se vuelve contagioso   y eso es lo que estamos buscando, ni más ni menos que entusiasmar y ampliar las experiencias lectoras de los niños y niñas.
Una vez elegido el texto tenemos que pensar en “prestarle la voz” y en este momento tendremos que considerar que esto, lejos de ser una tarea técnica supone elaborar una interpretación que se comunicará al auditorio infantil de un modo sutil, ya que deberemos tomar decisiones acerca del tono de voz, los silencios, las miradas, los gestos, los cambios de voz de acuerdo con los personajes,  porque nuestra intención es generar un clima especial que cautive a niños y niñas. Es posible que debamos establecer acuerdos explícitos y acondicionar un espacio que favorezca la escucha atenta. La idea de alterar el orden habitual cuando leemos, quiere decir algo, manifiesta que, cuando leemos un cuento se inaugura un espacio diferente. Del mismo modo cuando una maestra o maestro les comenta a los niños y niñas por qué eligió ese texto los pequeños  alumnos/as, tienen la oportunidad de conocer cómo hace un lector experimentado para decidir qué leer. Por otra parte, la contextualización de la obra permite crear expectativas y realizar anticipaciones.  No debemos considerar de ningún modo este como un detalle menor, porque pensar en ciertas hipótesis de prelectura, acertadas o no, indica una actitud activa por parte del lector y este ejercicio favorecerá  cada vez más la comprensión lectora.  La relectura de algunos párrafos por parte del docente o la docente puede tener diferentes propósitos, pero uno de ellos deberá ser que niños y niñas reflexionen y busquen “pistas” cada vez más sutiles, así, la relectura pondrá, una vez más,  en contacto  a los niños y a las niñas con las  prácticas habituales de cualquier lector experimentado.
Sin lugar a dudas, cuando el maestro/la maestra sostiene situaciones didácticas de lectura en las que diversifica cada vez más el universo literario y promueve intercambios entre sus alumnos, lo que hace es brindar oportunidades para que progresen como lectores, ampliando de este modo sus posibilidades de interpretación.
Huelga decir que nos corresponde pensar con antelación en los textos, porque esto implica  imaginar preguntas, modos de presentar algunos cuentos o ciertas novelas, construir puentes posibles entre ese texto y otros. Significa hacer una representación provisoria de lo que vamos a hacer. No se trata sólo de  dar lugar a las voces de los pequeños lectores/oyentes,  en la medida que conozcamos profundamente los textos, vamos a conseguir tener intervenciones cada vez más adecuadas, que generarán interesantes respuestas y relaciones, de otro modo estaríamos frente a   una celebración acrítica de la escucha. No debemos perder nuestra perspectiva de mediadores/ mediadoras. Debe existir una diferencia entre un docente/una docente frente a un grupo de niños/niñas leyendo un cuento y una tía, un hermano, una abuelita haciendo lo mismo.


El lugar en donde viven los libros
Ya que veníamos hablando de literatura nos vamos a permitir hacer una metáfora sencilla, tan obvia que no tiene valor literario, pero ese no es el propósito, la idea es posibilitar cierta analogía. Imaginemos a la biblioteca como el corazón de la escuela, se supone que el corazón juega un papel muy importante, tan importante que debería fomentar  formas creativas y audaces de pensamiento,  irradiar cultura a un ritmo sostenido y sin pausa, y desde luego no debería detenerse, de lo contrario la escuela correría  grave peligro. Si aceptamos esta metáfora,  sería imposible pensar una escuela sin biblioteca.
Lamentablemente en la mayoría de los jardines no se cuenta con este espacio. Por fortuna en el Jardín de Infancia  Mitre no solo se cuenta  con el espacio sino que además hay muchos libros (alrededor de tres mil volúmenes), por eso visitamos el Jardín entrevistamos a la señora vicedirectora  Profesora  Cecilia Román y fuimos a conocer la biblioteca.
Le pregunto a la Profesora Román cómo se llama la biblioteca.
Sonríe y cuenta: “Fue un proceso muy democrático, las salas de tres, cuatro y cinco habían elegido un nombre. Los más chiquitos “El sapo Pepe”, los nenes de sala de cuatro “Había una vez” y los de sala de cinco “El paseo de la Historia”. Todos llevaron nota en el cuaderno con la propuesta.
 La comunidad entera votó. Transportistas, auxiliares, el personal que atiende la fotocopiadora y desde luego las familias, los docentes, todos, todos y finalmente se impuso el nombre de Había una vez. “
Me comenta que quien impulsó la idea de la creación de la biblioteca fue la Profesora Patricia Russomando, actual Supervisora  del Nivel Inicial.
Me interesa saber qué proyectos se desarrollan actualmente en la Biblioteca.
La Profesora Román comenta que actualmente se está trabajando con “La familia cuentacuentos” un proyecto que apunta a integrar no sólo a los papás sino a cualquiera de los miembros del núcleo familiar que desee compartir una historia con los pequeños.. También me habla de un Proyecto de Libre demanda que lleva a cabo la docente Natalia Vidal, quien en este momento está haciendo el Postítulo de Literatura Infantil y Juvenil de CEPA. Añade que los nenes de sala de cinco escriben en sus propios carnets los préstamos de la biblioteca circulante, que las maestras bibliotecarias les leen cuentos o poesías. Me invita a conocer “Había una vez”. Me acompaña, conozco a Marina, y otras maestras, me facilitan el inventario,  comentan que les cuesta trabajar con excell, que ellas no son profesionales. Solicito permiso para tomar algunas fotos, me aclaran que no puedo fotografiar a los niños, les respondo que tengo claro ese tema y que la idea es simplemente fotografiar las instalaciones.
El espacio físico es un lugar apropiado, amplio, acondicionado especialmente para los niños. Veo a las maestras, a cargo de la biblioteca,  muy involucradas en su tarea de mediadoras. Atienden las consultas de los chicos y manejan las situaciones emergentes con soltura, integrando los requerimientos tanto individuales como grupales. Brindan oportunidades para que los niños se relacionen entre sí, pregunten, opinen, anticipen. Ponen de manifiesto las normas de la biblioteca con absoluta claridad. Los niños se expresan con libertad, saben  dónde están los libros y conocen su clasificación por colores. Están al tanto de  cuáles libros se pueden llevar y cuáles no se prestan.
La biblioteca está llena de niños quienes vienen a elegir y manipular el material y luego se retiran llevándose un volumen. Quienes no han devuelto el libro que tenían en su casa no pueden retirar un nuevo ejemplar. La Señora  vicedirectora comenta que a veces vienen las estudiantes del Instituto a leerles o contarles cuentos a los chicos y que también han venido las Profesoras  Alicia Zaina y Beatriz Ortíz.
Un nuevo grupo de  niños llega y se les habla de Xul Solar ya que justo cuando los niños ingresan a la biblioteca, una de las maestras a cargo, Marina,  está colocando una reproducción de ese artista en la pared, los chicos reconocen la lámina y hacen comentarios, uno de los nenes pregunta si es Juanito Laguna, pero una niña le explica que ese dibujo tiene muchos triángulos y no parece ser Juanito.
La actividad es permanente, en lo que va de la mañana, han pasado ya cuatro salas. En este momento ingresa la Sala 6,(tres años) los niños entran y se dirigen directamente a los estantes. Se producen algunos pequeños conflictos ya que más de dos pretenden llevarse el mismo libro, la docente interviene y negocian. La maestra  de la sala también  mira libros. Algunos chicos hacen comentarios sobre unos cuentos enormes que apenas pueden manipular. Otros, buscan almohadones para sentarse más confortablemente en las sillas.  Hay niños que deciden sentarse junto a la maestra porque quieren que les lea un poquito para ver si les gusta. Todos parecen muy acostumbrados a trabajar con libros. Ahora se los convoca a sentarse en la alfombra y uno a uno va anotando lo que va a llevarse.
 Los de la sala 7 (cuatro años) están esperando ansiosos en la puerta.  Todavía hay algunos indecisos de sala 6(tres años), la maestra los orienta.
Ingresan los pequeños de sala 7. Muchos de este grupo se acercan y me preguntan cómo me llamo, ingresan tan rápido que  no me dan tiempo de presentarme. Les comento que me llamo Estela y que estoy haciendo un trabajo sobre la biblioteca. Me integran a sus actividades sin ninguna dificultad, me traen libros para que les lea o me muestran lo que eligieron. Juan Ignacio trae un ejemplar muy grande de “Peter  Pan” y me pide que le diga cómo se llama el malo. Otra nena me muestra un libro con un títere de dedo y me cuenta una historia cambiando las voces. La maestra ayuda a Juan Ignacio a buscar un ejemplar de “Peter Pan” más pequeño que pueda salir en préstamo,  por fortuna lo encuentra ya que el niño está muy atento y expectante. Me explica que ese es su libro favorito. Se acerca una pequeña llamada Luna y dice que ella prefiere los libros de brujas buenas. Micaela elige un libro con muchos cuentos porque “así tengo mucho para que me lean” comenta entusiasmada. Llega Erika  (maestra responsable de la biblioteca) los niños corren hacia ella y la abrazan, le preguntan qué les va a leer hoy. Erika sonríe satisfecha  y les comenta que van a leer una poesía de Elsa Bonnermann: “Ay qué disparate” los chicos se divierten y hacen comentarios. A otro grupo les lee “Chaf “de Philippe Corentin.
Le pido a Erika tener una entrevista con ella. Me comenta que por la tarde está a cargo de una sala. De ese modo me entero que ese espacio no cuenta con personal a la tarde.
Hablo con Analía Álvarez,[14]y me empiezo a interiorizar de algunas cuestiones que me conducen a detectar un problema: la biblioteca del Jardín de Infancia Mitre,  no puede permanecer todo el tiempo abierta porque no hay un bibliotecario o bibliotecaria.
La figura del bibliotecario o bibliotecaria no está contemplada en la Planta funcional de los Jardines de Infantes. Cuesta entender esto… ¿Por qué? Pienso, no puedo dejar de pensar, en una biblioteca gigantesca y vacía, cerrada, sin niños, sin bibliotecarios. Recuerdo un texto de Genevieve Patte[15] que me permito citar “La biblioteca es un lugar donde casi todo conocimiento, toda experiencia, puede, en cierta forma transmitirse, comunicarse, con la mediación  posible de los adultos, quienes están allí para eso, y que escuchando al niño lo hacen capaz de escuchar y valorizando su petición, lo ayudan a desarrollarla y a enriquecerla (…) Son muy escasas las familias en donde se relatan historias. Cuando esto sucede, lo hacen a menudo con el auxilio de libros escogidos sin discriminación. Es necesario decir que elegir un libro no es simple: los más difundidos son con frecuencia “fabricados” en forma masiva como cualquier baratija y nos proponen un lenguaje insípido, presentan imágenes banales, tramas flojas. Es este el caso de las innumerables adaptaciones de los cuentos tradicionales, muchas influenciadas por Walt Disney, que imponen al niño una imagen única, en lugar de abrir la fuente de su imaginación (…) He aquí una de las funciones de la biblioteca estimular por una elección más exigente, más variada y más matizada.”
En efecto, un mediador o mediadora, sea bibliotecario o no, debe intentar convertirse en especialista y esto se construye a partir de la lectura,  ya lo hemos dicho largamente en la primera parte de este trabajo.
La idea de una biblioteca que debe cerrarse porque no hay una persona a cargo no deja de dar vueltas. No puedo evitar cierta sensación de inquietud.
Gracias a la intervención de la Profesora Román logro hablar telefónicamente con la Supervisora de Nivel Inicial de las Escuelas Normales. Me interesa entrevistarla pero no tanto desde su cargo de Supervisora sino como aquella maestra que fue capaz de formar una biblioteca tan interesante como “Había una vez “


Ventanas al mundo
Llego a la Supervisión unos minutos antes de la entrevista. Me reciben muy amablemente, la Prof. Russomando  pide que la espere. Apenas un momento después   comenta que en la biblioteca del Instituto hay unos libros italianos, unos libros escenarios maravillosos, sonríe y con un dejo de nostalgia me cuenta que una vez trabajaron con ese material, específicamente con “El gato con botas” y distintas versiones de ese cuento, según el traductor y las adaptaciones a lo largo del tiempo. Me mira y con una  sonrisa amplia y serena dice una frase que no quiero dejar escapar..”Realmente los libros te abren ventanas al mundo” después, como si regresara de golpe al presente me incita a comenzar con la entrevista.
Tengo entendido que usted fue quien llevó adelante el proyecto de la creación de la biblioteca del Jardín de Infancia Mitre. ¿Podría relatarnos cómo nació esa idea? ¿Cómo se reunieron tantos volúmenes?

En realidad,  la biblioteca no surge como tal, podría decirse que nació  como espacio para el Taller Literario, al principio no existía la intención de hacer una biblioteca, estoy hablando del año noventa y dos. Por aquel entonces junto a otros colegas armamos un proyecto de Talleres en el Jardín. . Nora Corro presentó un Taller de Juego Dramático, Jorge Ullúa un Taller de Ciencias y yo un Taller Literario. Todos nosotros fuimos docentes del Jardín Mitre por muchos años. Los espacios del Jardín son grandes y habrá observado que  tienen múltiples opciones, de modo que trabajábamos  desde el espacio propio, excluyente, utilizado únicamente para el taller. Recuerdo que Jorge había instalado su taller en el sótano, Nora en lo que es el Polideportivo del Maternal y yo en lo que era la sala de ilustraciones. Los tres teníamos armados los espacios para esa actividad. Desde luego éste no era un tema sin importancia, porque nos permitía reunir allí los elementos propios de cada actividad. Por supuesto en un taller literario  los protagonistas son los libros…Fue así como se les pidió a las doce salas del Jardín que colaborasen con libros para ese espacio. La idea era que esos libros entraran en préstamo,  que comenzaran a circular, fue toda una cadena, una salita compartía libros con otra sala y eso enriquecía la propuesta, multiplicaba las lecturas y los lectores. Poco a poco fue creciendo y así nació la biblioteca.
 Convengamos en que el taller es una actividad que exige mucho al docente, requiere una renovación esencial en el ejercicio del rol, es otra estrategia pedagógica, que da muchas satisfacciones pero que por momentos se vuelve agotadora, de modo que con el tiempo los talleres se dejaron de hacer pero le dieron paso a esta biblioteca que se mantiene y por lo visto sigue despertando inquietudes.
En cuanto a la cantidad de volúmenes, se fueron comprando con la ayuda de una Cooperadora muy comprometida,  con la idea de que comprar libros era invertir en la educación de los niños, muchas familias fueron donando  volúmenes, y por suerte había, (y seguramente sigue habiendo) una importante conciencia del objeto libro, se prestaba, se gastaba pero muy pocos se perdían.

A su criterio, ¿cuál es el sentido de la biblioteca como espacio educativo en el Jardín? ¿Considera lo mismo la biblioteca de la sala que la del Jardín?

Una biblioteca siempre implica múltiples posibilidades. Crea situaciones donde hay eventos de lectura y escritura. Tenemos que tener el criterio que la escuela no lo puede todo, que siempre tenemos que poder ir más allá. Cuando se empezó a concretar la biblioteca infantil en el Mitre, también se formó una biblioteca para adultos, con la misma cantidad o tal vez más de libros. El propósito era que los libros entraran a las casas, que la acción de leer tuviese un interesante impacto. Queríamos  que los más pequeños fueran acompañados e incentivados en su formación lectora por la propia familia. Desde luego, soy consciente que no todos los libros de la biblioteca tenían la misma calidad literaria, pero más allá de eso lo importante era despertar el cariño por el objeto libro, las ilustraciones, el formato, seguramente, más tarde iba a ir   apareciendo  la actitud crítica.
En cuanto a la segunda parte de la pregunta, no es lo mismo la biblioteca de la sala que la del Jardín, la primera es muy acotada,  creo que todo lo que fui contando da muestras de esta idea, de todos modos esto depende bastante de los docentes.

¿Qué palabras asocia con LITERATURA?
Arte, creatividad, imaginación, magia, juego…a mi entender el mejor uso de la palabra escrita, la literatura transforma e intensifica el lenguaje de todos los días.

De hecho, y a pesar de la enorme importancia que tienen la literatura y los libros, no existe la figura del bibliotecario en la POF de los Jardines, ¿cuál es la razón?
La no inclusión de este cargo, y en este punto hablo desde mi mirada, desde  Patricia Russomando, posiblemente tenga que ver con la desvalorización que se hace del Nivel Inicial. De todas maneras como en educación todo está en permanente modificación, es posible  que se rectifique la resolución 19/90.  Existe  un proyecto de modificación de dicha resolución. Tampoco se cuenta con la figura de bibliotecario en las Escuelas Primarias que dependen de los Normales,  cuentan con  figura del bibliotecario, las escuelas que históricamente han sido municipales. Por eso, que el ISPEI Sara C. de Eccleston, tenga dos bibliotecas no deja de sorprender. Creo que sería importante que la biblioteca del Profesorado se abriese a otros usos.
¿Cree que se puede prescindir de la figura del bibliotecario?
Creo que no se puede prescindir del rol. Sin ninguna duda el desempeño del rol es imprescindible. Actualmente no se cuenta con bibliotecarios en las bibliotecas infantiles pero eso no puede paralizarnos.
Pero, ¿esto no traba la continuidad del trabajo con los libros?
La continuidad no depende de eso, depende de quién se haga cargo, recuerdo que Susana Bottino y yo nos hacíamos cargo y funcionaba dos mañanas, había un cronograma donde todas las salas hacían sus visitas. Estaba cerrada pero se usaba mucho, la llave estaba allí esperando que las maestras la tomasen para conducir a los niños a ese lugar tan especial. Sin duda,  el uso que se hace depende mucho de las maestras, de ir más allá del proyecto aúlico, sin duda la biblioteca es un espacio  privilegiado para la imaginación.

¿Qué propuesta sugiere para garantizar la continuidad del espacio biblioteca en el Jardín de Infancia Mitre?
Todo proyecto que vincule  los libros y la literatura, la biblioteca es un espacio que se presta para el juego expresivo, un ámbito para el trabajo creador, los docentes deben hacer buenas propuestas de situaciones de aprendizaje de los contenidos que seleccionaron. Se debe buscar el desarrollo de la creatividad, claro que sería ideal contar con bibliotecarios, y lo que digo de ninguna manera va en desmedro de ellos, al contrario, pero no tenerlos, insisto, no nos debe  paralizar. 

Le agradezco, ahora soy yo la que porto una gran sonrisa, me despido y mientras camino por los interminables pasillos del Normal 1 tengo la certeza que hablar con la Prof. Russomando fue absolutamente provechoso. Mentalmente resuenan sus palabras  “Claro que sería ideal contar con bibliotecarios pero no tenerlos no nos puede paralizar”
Y con la realidad…qué hacemos
 Sería  interesante pensar en  la puesta en marcha de un PROYECTO INSTITUCIONAL DE LECTURA.  Elaborar de modo conjunto entre un grupo de docentes de diferentes salas del Jardín Infantil Mitre, de profesores y bibliotecarios del ISPEI Sara C. de Eccleston,  de estudiantes de nuestro  profesorado,  de estudiantes de Bibliotecología, una auténtica red que nos permitiese  a todos pensar estas cuestiones, hacernos nuevas preguntas, intercambiar experiencias, buscar acuerdos de trabajo, pensar en propuestas superadoras en las que la literatura sea la protagonista.
Hablar de proyecto implica pensar con seriedad en una serie de acciones y también responder a ciertas preguntas:
  • QUÉ________________.Naturaleza del Proyecto
  • ¿POR QUÉ?_____________.Origen y Fundamentación
  • ¿PARA QUÉ?___________ Objetivos- Propósitos
  • ¿CUÁNTO?________________Metas
  • ¿DÓNDE?___________________Localización física.
  • ¿CÓMO?___Actividades- Estrategias y formas de visibilidad.
  • ¿CUÁNDO?________________Calendarización-cronograma
  • ¿A QUIENES?_________________Destinatarios-Beneficiarios
  • ¿QUIÉNES?_________________________Recursos Humanos.
  • ¿CON QUÉ?_______Recursos materiales y Recursos financieros
No es una tarea simple, pero tampoco imposible. No podemos dejarla librada a la buena voluntad, todos los actores dispuestos a involucrarse deberán sentarse a pensar y planificar. Desde ya cuando una institución se plantea un proyecto, implica necesariamente pensar en un  procesos de cambio.Éstos no suelen resultar sencillos en ningún aspecto de la vida, por eso nadie se queda tranquilo cuando se habla de estas cuestiones pero cuando los temas quedan planteados, la situación expuesta nos encontramos frente a un desafío: aceptar la posibilidad de explorar nuevas propuestas y esas propuestas tienen que nacer del grupo involucrado, desde luego la idea es que el cambio implique nuevas posibilidades y no una amenaza. Se deberá conformar un equipo.No, no es tarea sencilla pero como dijo Patricia Russomando  no nos puede paralizar
No hay duda que leer es un derecho, por eso es nuestra obligación renovar, resignificar permanentemente el vínculo entre la biblioteca del Jardín y la biblioteca de la sala, y también pensar la posibilidad de afianzar los vínculos entre la biblioteca del ISPEI Sara C. de Eccleston  y la del Jardín Mitre.
Podría considerarse la idea de trabajar con estudiantes del Plan APRENDER /TRABAJANDO, tanto del profesorado como de la carrera de Bibliotecología.
Asimismo  será necesario implementar distintas estrategias de promoción de la lectura.
Ahora bien, qué entendemos por estrategias para la promoción de la lectura. Se trata de  una serie de acciones orientadas a incentivar, consolidar y desarrollar el comportamiento lector  y desde luego requieren de una planificación previa y de cierta flexibilidad que permita realizar ajustes durante su implementación para garantizar una acción realmente efectiva. Promover la lectura supone continuidad para que los niños y niñas puedan explorar distintos textos y se afiancen en su proceso.
Además de la tarea de la maestra “bibliotecaria”, será absolutamente necesaria  la participación y el compromiso de todos y cada uno de los  docentes, la familia y la comunidad educativa, para lograr una adecuada  formación de lectores, ya que son los adultos, como se dijo en la introducción,  quienes  representan el modelo a imitar.
Las observaciones hechas en la biblioteca del Jardín Mitre son más que elocuentes, los niños y niñas están compenetrados con el universo de los libros pero todo lo que podamos hacer parece poco.      
ü  Crear juegos a partir de las partes del libro y los elementos del paratexto.
ü  Exponer en una mesa novedades editoriales y catálogos..Sugerir en una cartelera lecturas a partir de fechas alusivas y efemérides, género, temática o edad del lector.
ü  Contar con títeres, marionetas, sombreros, máscaras y objetos que puedan acompañar, en determinadas ocasiones, la lectura o la narración oral.
ü  Planificar  (con los más grandecitos) diferentes acciones para la comprensión de la lectura: reconstrucción de las secuencias de una narración, producción de nuevas versiones a partir de un cuento, cambios en el punto de vista.
ü  Preparar una cartelera con noticias referidas al mundo de la literatura infantil, novedades editoriales, presentaciones de libros, premios, concursos, ferias, espectáculos y actividades de interés.
ü  Armar una lista de los títulos más leídos por cada sala.
ü  Elaborar pequeñas encuestas  que den a conocer las preferencias de los visitantes.
ü  Realizar una votación por sala  del título que más les gustó.
ü  Convocar encuentros de lectores de diferentes salas para intercambiar recomendaciones de libros.
ü  Organizar jornadas de lectura y narración de cuentos con la participación de  padres,  abuelos, tíos.
ü  Pedirles a los padres de los más chiquitos que lean con ellos durante el fin de semana algún cuento y envíen el comentario por escrito para compartir con el grupo.
ü  .Organizar visitas a librerías, ferias de libros u otras bibliotecas en compañía de docentes y familiares.
ü  Desarrollar talleres de lectura, escritura, historieta, filosofía para chicos.
ü  Realizar ciclos de cine; realizar el análisis de la versión cinematográfica de títulos cuya lectura ya hayan completado.
ü  Estimular la escritura de cartas a los autores favoritos que le dictarán a la maestra para luego enviarlas a las editoriales.
ü  Realizar encuentros con los autores cuyas obras han sido leídas por los chicos. Preparar una entrevista entre todos con la ayuda de la maestra de la sala, grabar las preguntas, tomar fotografías y organizar una publicación con todo el material.
ü  Invitar a editores, ilustradores y especialistas en literatura infantil para conocer su trabajo.
ü  Gestionar ferias de libros. Exhibir material de la biblioteca.
ü  Publicar una revista para difundir las actividades de la biblioteca, recomendar libros y dar a conocer las producciones de los alumnos en una cartelera.
ü  Trasladar la biblioteca a espacios no convencionales.
ü  Montar espectáculos de narración oral para la comunidad.
ü  Promover jornadas de trabajo voluntario para el mantenimiento de libros, mobiliario e instalaciones de la biblioteca. 
Estas son simples sugerencias, muchas de ellas , ya se están implementando,  tales como la lectura de cuentos y poesías.
 La idea es promover  el carácter activo y protagónico de los niños y niñas, para lograrlo es fundamental involucrarlos en diferentes proyectos.
Muchas veces las historias lectoras tienen un inicio fortuito. Los mediadores siempre tenemos un papel clave en esto, recordemos la figura de la abuela de Vladimir Propp[16], o de Gabriel García Márquez[17]. Lo importante es que será el  caudal de textos que han leído o escuchado los niños y niñas, lo que les permitirá ir construyendo su relación con  la literatura, otro tipo de libros y más adelante seguramente definirá  su vínculo con  los textos de estudio u otro tipo de textos. Muchas de estas historias lectoras  suelen comenzar antes de aprender a leer, otras revelan un inicio más tardío. No obstante, en casi todas aparece siempre un elemento común: la presencia de un lector que transmite el gusto por la lectura, alguien que compartió la experiencia de leer y produjo esa sensación mágica que significa la relación libro/lector.
Por eso  es imprescindible que cada maestro/ maestra  asuma el compromiso de mediar entre los niños y los libros, y acepte el desafío de convertirse en iniciador y/o agente continuador de historias lectoras. La construcción de las historias lectoras de muchos niños, jóvenes y adultos depende, en un alto porcentaje, de que en las instituciones educativas se generen espacios destinados a tales fines, con objetivos claros.
Constituirse en un mediador de lectura implica estar atento a la percepción del
otro; ser creativo a la hora de interpretar; generar situaciones significativas y relevantes; estar dispuesto generosamente a preparar instancias de encuentro. Es decir, ser un mediador de lectura significa tener una consideración alerta, cuidadosa, interesada, curiosa de los gustos, intereses y necesidades de lectura.
Los mediadores de lectura tenemos  la posibilidad de que los  niños,  se acerquen a los textos, establezcan diálogos, se familiaricen con ellos. Esto será factible si se  logra transmitir pasiones, curiosidades y la propia relación con los libros. Los docentes  jugamos este papel en las vidas de nuestros alumnos: generar la sospecha de que entre todos los libros habrá uno que seguramente sabrá decirles algo interesante.
Ayudar a construir historias lectoras implica ofrecer diversidad de textos que generen
intereses múltiples. En este sentido, la literatura da la posibilidad de asomarse a diferentes mundos.
El deseo de acompañar en la construcción del saber, es una actitud inherente a todo maestro/maestra que se precie de tal, la literatura es un arte que compendia los  saberes  de la humanidad toda, a través de la palabra.
 El siglo XXI requerirá cada vez más un lector ávido, ágil y flexible, con capacidad para leer de distintas maneras, con la inteligencia suficiente como para no dejarse atrapar y perderse en aluviones de información.
Elaborar propuestas de lecturas atractivas, divertidas y emocionantes no deja de ser una maravilloso desafío, y desde luego vale la pena intentarlo.



                   Estela J. Quiroga
                                                                                                  Noviembre 23 de 2010 / Publicado originalmente en REVISTA E - ECCLESTON


BIBLIOGRAFÍA
ACTIS, B.: Cómo elaborar Proyectos Institucionales de Lectura  Homo Sapiens – Rosario 2007
CARRASCAL, M. Leer antes de leer. Ponencia en el marco del Congreso de Promoción de la Lectura y el Libro. Fundación EL LIBRO /Ministerio de Educación de la Nación Buenos Aires 2004
CERVERA, J.: Teoría de la literatura infantil.Bilbao, Mensajero, 1991.
CIRIANNI, G. y PEREGRINA, L.: Rumbo a la lectura. México, IBBY México, 2003.
COLOMER, T.: La formación del lector literario.Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1998.
GARRIDO, F.: El buen lector se hace, nonace: Reflexiones sobre lectura y formación de lectores. México, Planeta 1999.
KOLESAS, M.: Una introducción al rol de la biblioteca en la educación del siglo XXI FCE. México. 2008
LARROSA, J: Escuela, poder y subjetivación. La piqueta, Madrid 1995
LERNER, D.: Leer y escribir en la escuela:lo real, lo posible y lo necesario. México, FCE, 2001.
MONTES, G.: “La gran ocasión” Plan Nacional de Lectura. Buenos Aires, 2007
PATTE, G. Si nos dejaran leer. Kapelusz, Bogotá 1984
PENNAC, D.: Como una novela. México,Norma, 2000.
PIZZARRO/RUSSOMANDO: Taller de juegos literarios. Actilibro. Buenos Aires 1994
SEDA, I.: Los lectores y escritores se hacen desde la cuna. México, CONACULTA, 2003
SORIANO, M.: La literatura para niños y jóvenes: Guía de exploración de sus grandes temas. Buenos Aires, Colihue,1995.





[1] Nació en Buenos Aires en 1960. Es poeta, crítico literario, periodista cultural y editor. Como periodista cultural es editor de los suplementos culturales de los diarios La Razón y Clarín, y corresponsal del suplemento cultural del diario El País de Montevideo. Además es uno de los directores de la revista literaria Babel. Publicó críticas de libros y de teatro y entrevistas en La Vanguardia y El Observador de Barcelona, España, El Mercurio de Chile y otros diarios y revistas de la Argentina y el extranjero. Creó y conduce desde 1997 el programa cultural El Banquete de FM La Isla de Buenos Aires. Ha entrevistado y presentado en público a autores de la talla de Rafael Alberti, Carlos Fuentes, Augusto Roa Bastos, José Donoso, Fernando Arrabal, Juan José Millás, Antonio Muñoz Molina, Olga Orozco, Juan José Saer.
[2] Nos referimos a espacios institucionales concretos: Biblioteca “Había una vez” del Jardín de Infancia Mitre y Biblioteca del ISPEI Sara C. de Eccleston: “Marina Margarita Ravioli”
[3] Novela de la escritora suiza J. Spyri publicada en 1880.
[4] Personaje protagónico de la novela de L.M. Alcott “Mujercitas”
[5] Personaje protagónico de la novela del escritor Julio Verne: “La vuelta al mundo en ochenta días”
[6] personaje ficticio creado en 1887porArthur Conan Doyle., es un "detective asesor" de Londres de finales del siglo XIX, que destaca por su razonamiento deductivo para resolver casos difíciles.
[7]  Escritor británico conocido especialmente como autor de narraciones infantiles y juveniles, pese a que su producción para adultos fue también de destacable calidad. Muchos de sus relatos se han convertido en películas de gran éxito internacional.
[8] Nos referimos a “Caperucita Roja ( tal como se la contaron a Jorge)”  1996   Buenos Aires. Alfaguara.
[9] Recomendamos la lectura de “Máximas y mínimas sobre la estimulación de la lectura” de Ricardo Mariño (2004)publicada en el número 136de revista Imaginaria www.imaginaria.com.ar

[10] En su obra Psicoanálisis de los cuentos de Hadas Bruno Bettelheim (1903-1990)  El doctor Bettelheim nos enseñó  que los cuentos de hadas son una fuente inagotable de placer estético y tienen una gran influencia en la educación de los niños.

[11] Es profesor de Filosofía de la Educación en la Universidad de Barcelona (España). Sus trabajos, de clara vocación ensayística, se sitúan en el territorio fronterizo entre la literatura, la filosofía y la educación. Ha realizado estudios post-doctorales en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres y en el Centre Michel Foucault de Paris. Entre sus libros destacan La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formación (1996), Pedagogía Profana. Estudios sobre lenguaje, subjetividad y educación (2000, traducido al francés y al portugués) y Entre las lenguas. Lenguaje y educación después de Babel (2003). Ha compilado Trayectos, escrituras, metamorfosis. La idea de formación en la novela (1994), Escuela, poder y subjetivación (1995), Déjame que te cuente. Ensayos sobre narrativas y educación (1995), Imágenes del otro (1996), Camino y metáfora (1999), Habitantes de Babel. Políticas y poéticas de la diferencia (2001) y Entre Literatura y Pedagogía (2005). Ha sido profesor invitado en varias universidades latinoamericanas y europeas.

[12]Leer vale la pena… Convertirse en lector vale la pena… Lectura a lectura, el lector —todo lector, cualquiera sea su edad, su condición, su circunstancia...— se va volviendo más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo” Estas son las palabras iniciales del cuadernillo escrito por Graciela Montes y ya citado. ¿Qué es leer? Es la primera pregunta sobre la que la autora se detiene a reflexionar al comenzar su escrito. Ser lectores es ser buscadores de sentido, nos dice Montes desde un principio, y se trata de una tarea que las personas realizamos desde la cuna. "Cada persona, desde que nace, 'lee' el mundo, infatigablemente busca sentidos. Un texto imperdible e indispensable.


[13] Revista virtual sobre Literatura Infantil y Juvenil www.imaginaria.com.ar
[14] Licenciada en Bibliotecología, al frente de  La Biblioteca “Marina Margarita Ravioli” dependiente del Rectorado del Instituto Superior de Profesorado de Educación Inicial “Sara C. de Eccleston.

[15] En “Si nos dejaran leer. Los niños y las bibliotecas” Kapelusz /Bogotá 1984
[16] Vladimir Yakovlevich Propp  (18951970) erudito que analizó los componentes básicos de los cuentos populares rusos

[17] Conocidísimo escritor latinoamericano que obtuvo el Premio Nóbel en 1982

No hay comentarios:

Datos personales

Mi foto
Licenciada y profesora en Letras Modernas, egresada de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA. Especialista en Investigación Educativa. (ISP Joaquín V. González) Especialista en Litertura Infantil y Juvenil (CEPA) Actualemnte se encuentra cursando la Maestría en Análisis del Discurso (UBA) Publicó numerosos artículos y ensayos para diferentes sellos editoriales (Cántaro, Puerto de Palos, Paidos, revistas del ISPEI Sara Eccleston) En el 2012 su blog Entre el mouse y la tiza recibió el PRIMER PREMIO A LOS BLOGS EDUCATIVOS otorgado por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES (UBA) A raíz de ese premio fue convocada por distintos medios periodísticos. Durante 2013 el mismo blog resltó ser finalista de dicho concurso. En estos momentos se encuentra abocada a la investigación y la escritura de un ensayo en colaboración con la Lic. Cristina Olliana. Acaba de publicar Y DE PRONTO LA VIDA un ensayo destinada a la Crianza, la literatura y el Juego.

Seguidores