EL CUENTO TRADICIONAL
por Estela Quiroga
Los
cuentos tradicionales infantiles derivan de relatos populares, anónimos y
orales -cuyo origen es muy difícil precisar- que circulaban entre el
campesinado desde tiempos inmemoriales. No eran considerados entonces relatos
exclusivamente infantiles, pues sus destinatarios eran tanto los niños como los
adultos. Para la cultura occidental, la literatura infantil nace cuando los
relatos
orales
del folklore medieval europeo son fijados por la escritura, a partir de
recopilaciones tales como las de Charles
Perrault, quien hacia fines del siglo XVII y principios del XVIII publica Los
Cuentos de Mamá Oca, que incluyen varios de los clásicos más conocidos, tales
como “La bella durmiente del bosque”, “Cenicienta” y “Caperucita Roja”.
Igualmente importantes fueron los Cuentos de niños y del hogar de los hermanos
Grimm (a principio del siglo XIX), las recopilaciones de cuentos rusos de
Afanasiev.
Si
examinamos la trama de la mayoría de estos relatos, es difícil determinar cuánto
ha sido aportado por el material folklórico originario y cuánto por la
inventiva de sus recopiladores. Algunos de ellos, como Afanasiev muestran un apego más filológico a los
originales, otros como Perrault y los hermanos Grimm recrean más o menos libremente
los relatos de tradición oral.
En
este devenir, el género sufrió algunas transformaciones. Las primeras versiones
–inclusive las de Perrault- conservan la crudeza que era propia de los textos
folklóricos orales. En ellas abundan los abandonos y maltratos de niños, los
asesinatos, inclusive las violaciones y el canibalismo.
En
la versión original de “La Bella durmiente”, por ejemplo, la princesa es
violada , abandonada y da a luz hijos ilegítimos que están en peligro de ser
devorados por una ogresa. Que los niños escucharan estas historias no
constituía problema alguno en una época en que eran vistos como adultos
pequeños y por tanto, hacían cosas tales como trabajar duramente y concurrir a
las ejecuciones públicas en las plazas. Este apego a la morbosidad que tanto
impacta a la sensibilidad contemporánea resulta muy entendible al indagar el
contexto social del que emergieron estos relatos. Sería
interesante recordar la situación
paupérrima del campesinado medieval. En
efecto, la gente vivía hacinada, cundían
las guerras y las epidemias, la población en general moría muy joven, de modo
tal que proliferaban las madrastras y los huérfanos. Los niños –que eran
testigos y víctimas de esta situación- no recibían tratamiento privilegiado
alguno.
En
las últimas décadas, los cuentos tradicionales han sido objeto de estudio de la
psicología, sociología, pedagogía y antropología, y han suscitado numerosas
polémicas en torno, por ejemplo, a la visión de la sociedad que reflejan, al
rol asignado a las mujeres, a su impacto sobre la psiquis de los niños, entre
otras. La lectura de estos relatos por parte de los niños fue enfáticamente
desaconsejada por algunos estudiosos que sostenían que, particularmente en sus
primeras versiones, podían causarles traumas y frustraciones, al originarles
temores y sufrimientos innecesarios. En contraposición, un interesante autor
Bruno Bettelheim [i] en su obra “Psicoanálisis
de los cuentos de Hadas” hace un estudio que merece ser leído con atención.
De
hecho basaremos nuestro análisis de los cuentos tradicionales en los estudios
de este autor.
En
la clase de hoy analizaremos “HANSEL Y
GRETEL”. Seguramente habrán observado que de acuerdo a lo que venimos diciendo
en clase este cuento empieza de una manera muy realista, los padres son muy
pobres y están preocupados porque la comida no es suficiente para todos. Comentan entre ellos el problema y la
solución es abandonar a los niños. La
figura de la madre representa la fuente de alimento para el niño. Pero también
es la madre quién pone el límite y decide cuándo es el momento del
destete. El niño vive nueve meses en el
seno materno y le cuesta mucho aceptar que no es parte de su madre y que debe
ser autónomo, crecer, ser “destetado” es muy doloroso, tiene mucho que ver con
el abandono. Todos hemos tenido que enfrentar esa situación.
En
esta historia Hansel consigue regresar a la casa paterna pero esa primera
salida no les ha permitido “crecer”, el problema, el conflicto sigue intacto,
de modo que los niños deberán hacer otra salida para lograr regresar de un modo diferente. Vale decir que
los niños para crecer deben enfrentarse a los peligros del mundo.
Sin
duda este cuento encarna las ansiedades y tareas de aprendizaje del niño quien
debe superar y sublimar sus deseos de voracidad más primitivos. La segunda vez
que salen Hansel y Gretel, el niño intenta marcar el camino con migas de pan
pero los pájaros las devoran y deberán enfrentar el duro camino del crecimiento. Cuando se creen totalmente perdidos, una
avecilla blanca los conduce hasta la casita de turrón. Esa casa representa la
voracidad oral, tema que parece recorrer de punta a punta esta historia. La bruja, al principio es amable y parece
ofrecerles todo: casa, comida, una buena cama pero su verdadera intención es
DEVORAR a los niños.
Tras
familiarizarse con “Hansel y Gretel” lectura, tras lectura los niños van
comprendiendo, al menos a nivel inconsciente, que lo que sucede en el hogar
paterno y en la casa de la bruja no son más que aspectos separados de una misma
experiencia total
“Y, cogiéndolos de la mano, los metió dentro de la casita, donde
había servida una apetitosa comida: leche con bollos azucarados, manzanas y
nueces. Después los llevó a dos camitas que estaban preparadas con preciosas
sábanas blancas, y Hansel y Gretel se acostaron en ellas, creyéndose en el
cielo.”
Sin
embargo al día siguiente la buena anciana se convierte en una bruja malvada,
así es como el niño se siente cuando se ve destruido por sentimientos
ambivalentes, frustraciones y ansiedades en el período edípico, ya la madre no
está incondicionalmente a su servicio. Veamos la importancia de la figura de
los pájaros en esta historia. Recordemos que esto cuentos se inscriben en una
época teocéntrica y que la paloma blanca siempre tuvo un significado especial
en la era cristiana, representando las fuerzas superiores positivas. Cuando los
niños han vencido a la bruja y regresan a la casa paterna encuentran otro
pájaro blanco, esta vez un pato o un cisne según la traducción que los ayuda a
cruzar el lago. Curiosamente los niños en el camino de ida no se habían
encontrado con ninguna extensión de agua. El hecho de tener que superar este
obstáculo a la vuelta simboliza una transición y un nuevo principio a un nivel
superior de existencia (como si fuera un bautismo) Hasta ese momento los niños
nunca se habían separado pero aquí aparece la necesidad de la singularidad
personal, cada uno deberá enfrentar solo esa prueba para ser independientes,
para crecer.
Asimismo
es muy interesante el papel de los personajes femeninos: por un lado la
madre/bruja que los echa y por otro lado la niña Gretel que es la verdadera
salvadora. Los invito a pensar en un mito bíblico que plantea una situación
parecida.
Para
concluir veamos cuál l es la estructura del cuento tradicional
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[i] (Viena, 1903 - Los
Ángeles, 1990) Psicoanalista estadounidense de origen austríaco. Durante los
años de su formación estuvo en contacto con el sólido ambiente cultural vienés,
y especialmente con la primera generación de discípulos de Freud, de cuya
ortodoxia psicoanalítica Bettelheim no tardaría en apartarse, para destacar la
importancia del entorno educativo familiar en el equilibrio psicológico del
niño.
Después de ser internado en los campos de Dachau y
Buchenwald (era de origen judío), Bettelheim logró exiliarse a Estados Unidos
en 1939, donde fue profesor de Psicología de la Educación, director de la
Escuela Ortogénica de Chicago (1947-1973) y, desde 1963, profesor de
Psiquiatría en la Universidad de Chicago.
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