lunes, 4 de marzo de 2013

LA IMPORTANCIA DE SER DOCENTE

http://www.entremujeres.com/trabajo/docente-maestra-trabajo-educacion-escuela-colegio-aprendizaje-clarin_mujer_0_874712521.html



“Básicamente, somos formadores de personas”

Maestra de educadores, Estela Quiroga (58) es protagonista de cuatro décadas de la enseñanza pública. Una mirada integradora que amplía el concepto del aprendizaje.
Tesy De Biase / Especial para Clarín MUJER
"Si tengo que definirme con una sola palabra, sin dudarlo elegiría la palabra docente”, sentencia Estela Quiroga. Licenciada y profesora en Letras y formadora docente, que apuesta a cambiar la tiza por el mouse desde un blog, que en diciembre ganó el Primer Premio a la Divulgación de Contenidos Educativos en un concurso organizado por la Universidad de Buenos Aires.
Su historia personal está signada por una marca grabada en el ADN familiar: “Mi madre, quien también era maestra, solía contarme con una emoción que casi se podía tocar que cada vez que subía las escaleras del Normal 9 se sentía como Sissi, la emperatriz. Yo trabajo en ese Normal y no hay un solo día que no suba esas empinadísimas escaleras sin imaginarme a mi madre trepando con agilidad los escalones con su sonrisa permanente y su guardapolvo impecable”, relata.
Pero los tiempos cambiaron. ¡Y cómo! El palacio perdió el encanto: la Escuela Normal Superior Nº 9 de Callao al 450, en la Ciudad de Buenos Aires, se fue deteriorando. El mantenimiento se realizó con “materiales totalmente inapropiados -describe-. En una oportunidad hubo que desalojar a los estudiantes porque se cayó una parte de la mampostería de los techos desvencijados. Hay enormes carteles que aseguran que las refacciones responden a una ‘puesta en valor’, pero en lugar de puerta, en un sector colocaron una cortina realizada con tiras de plástico, al punto que algunos estudiantes lo llaman 'la carnicería'… La arquitectura tiene voz propia”, sonríe esta docente y formadora de docentes, que con sus 70 horas semanales de clase es testigo de cuarenta años de educación pública.
“Antes de la reforma educativa de 1994 las escuelas eran nacionales y había otra protección desde el Estado. Ese es un punto de quiebre de la educación, el inicio de un deterioro por el que hoy algunos docentes tienen que elegir entre comer y pagar el alquiler, porque ganan alrededor de 3.000 pesos. El imaginario social piensa que la doble jornada del maestro se paga el doble, pero no es así. Tampoco los profesores duplican sus ingresos multiplicando sus horas de clase, ya que las primeras 34 horas cátedra se pagan una cifra pero las subsiguientes se cobran 40% menos. Y ningún docente piensa en trabajar a media máquina cuando se reducen sus honorarios”, explica Estela.

Transmitir entusiasmo
“Lo que un educador no puede perder nunca de vista es su entusiasmo, que después de todo es lo único que se transmite… Los conocimientos se construyen pero si no hay pasión, si no hay entrega, entonces no tenemos nada. Hay gestos, miradas, palabras que son fundamentales, que nos van definiendo, que nos transforman”, comenta convencida de la trascendencia del rol que cumplen los docentes.
“Cada año, cuando tengo enfrente a un grupo de jóvenes que aspiran a la docencia, los felicito. Porque ser docente tiene que ver con darse a los otros, implica un compromiso y una dedicación absolutos, ya que si falta esa entrega, puede causarle un daño irreparable al otro. Ante todo somos formadores de personas”, opina Estela.

La dimensión afectiva
También reivindica un valor algo desgastado en la cultura actual: “Otro ingrediente indispensable que me inculcó mi madre es el amor. Y cuando hablo de amor, estoy hablando de la entrega, de darse al otro. No puedo evitar sentir este tema como una preocupación. En este momento crucial de la formación de un ser humano, muchos padres y docentes han empezado a dejar de lado la dimensión afectiva. Antes, estos adultos significativos eran los encargados del proceso primario de socialización. Hoy hay nuevos agentes de formación cultural, entre ellos la televisión. Y su influencia es tan grande que muchos niños hablan en ‘neutro’ porque pasan más horas en compañía de la TV que de un ser humano”.

Responsabilidad compartida
Quiroga entiende que la escuela no es el único lugar donde se educa, ya que educar es una responsabilidad colectiva en la que deberían intervenir, en distintos niveles de compromiso, todos. Tan en serio se tomó su rol existencial, mimetizada con su madre-docente, que así se lo transmitió a sus tres hijas (de 36, 29 y 28 años), que a pesar de sus recorridos bifurcados, se cruzan en un punto con la docencia. “La mayor empezó a estudiar para docente. La del medio decidió hacer lo mismo y cuando le pregunté por qué, me respondió que yo venía siempre muy contenta del trabajo. Desde luego, me dio muchas otras interesantes razones, pero ésa me llamó la atención. La menor se dedica a la música, pero también da clases de canto”.
A pesar del paso de los años en su función, Estela conserva el entusiasmo de la primera vez: “Aún hoy la noche anterior a comenzar un ciclo lectivo me cuesta conciliar el sueño. Pienso cómo serán mis alumnos, qué les voy a decir. Me emociona mucho formar docentes, porque aunque esto parezca presuntuoso, de algún modo, uno les deja una huella. Cuando una persona decide ser docente es porque hubo alguien, una figura muy fuerte, que te fue indicando el camino y, desde luego, no siempre es tu madre. Lo habitual es que sea un docente, ese docente que a vos se te hace carne, ese docente que para vos es un modelo y entonces querés ser así”.

Pasión por los libros
“Hay gestos, miradas, palabras que son fundamentales, que nos van definiendo, que nos transforman. Muchas veces de grande me pregunté si algunas de las acciones de mamá eran estrategias o simplemente intuiciones. Lo cierto que se las ingenió muy bien para convertir a mi hermano y a mí en avezados lectores. Cada noche encendía la chimenea y nos leía. Y en la parte más interesante interrumpía la lectura y nos mandaba a dormir. A la mañana siguiente, Carlos y yo (que teníamos cuatro y seis años respectivamente) nos apropiábamos del libro e intentábamos descifrarlo. Así aprendimos a leer”, cuenta Estela. Así nació su otra pasión: la literatura, que el año pasado tuvo un reconocimiento público cuando EUDEBA publicó un trabajo que había escrito para un concurso organizado por la Casa de Ana Frank en la Argentina.
“Me recibí de Licenciada en Letras en diciembre de 1975 así que tuve unos profesores increíbles. Llegué a hacer unos seminarios de literatura argentina con el propio Borges. Después llegaron años duros, oscuridad, mordaza, libros prohibidos, cuentos infantiles prohibidos como ‘Un elefante ocupa mucho espacio’ de Elsa Bornermann o ‘La torre de cubos’ de Laura Devetach. Entonces, con mucha ingenuidad, forrábamos los libros con papel azul araña para que nadie se diese cuenta de que nosotros trabajábamos desde la resistencia y continuábamos leyendo lo que no se podía…”

Aprender y emprender
Melancólica, confiesa: “No sé si mis padres, especialmente mi madre, tuvieron idea del maravilloso don que me entregaron al enseñarme a caminar por el mágico mundo de la literatura. Ese universo me permitió jugar y trabajar con las palabras, modelarlas, darles brillo y por qué no, sustancia, peso”.
Hoy esta pasión literaria se entrelaza con su función docente y en su trabajo cotidiano se propone transmitir ese entusiasmo a los estudiantes. “La tarea de enseñar no es algo mecánico que tiene que ver únicamente con los contenidos. Como formadora docente en prácticas del lenguaje y la literat|ura considero que lo importante es formar lectores, convertir a los niños y jóvenes en lectores críticos, que aprendan a pensar, a discriminar entre un buen material y otro que no lo es y también es fundamental el manejo de la oralidad y de la escritura. Esta no es una tarea sencilla y debe ser continua. Leer y escribir son procesos complejos. La alfabetización se inicia antes de ingresar a la escuela y continúa por el resto de nuestras vidas. No solamente hay que enseñar a aprender y a pensar sino aprender a hacer y a emprender. Es nuestra obligación formar sujetos emprendedores”. Nada menos.

8 comentarios:

Estela Quiroga dijo...

En esta nota rindo homenaje a mi querida madre que siempre me enseñó que la única felicidad era entregarse a los otros

Unknown dijo...

Considero que la docencia se lleva en el alma y nace naturalmente de uno.
Es fundamental contar con la colaboración de los padres, ya que sin ellos nuestra tarea quedaría inconclusa porque es una tarea en conjunto. Hoy en día, vivimos en una situación en donde los padres no pueden tener tanta participación como quisieran, por cuestiones laborales u otras razones no tan agradables y eso afecta su crecimiento.
Yo estoy dispuesta a dar todo de mi, poder cumplir con mis proyectos y formarlos como personas responsables, críticas y autónomas para que puedan interrelacionarse con la sociedad, ya que estas personitas dependen de nosotras y serán el futuro de nuestra sociedad.
Estoy inmensamente feliz de la carrera que elegí, y segura de que ésta es mi vocación. Estoy orgullosa de querer ser una futura docente y muy agradecida con todo lo que aprendo día a día en el Eccleston.

Unknown dijo...

Alumna: Melanie Ayala
Comisión: Miércoles de 4º a 6º

Me parece interesante poder hacer una reflexión acerca de la importancia de la dimensión afectiva de nuestra tarea. Como docentes, como personas que formamos a otras, no debemos descuidar esto de brindar afecto a nuestros alumnos, ya que si ellos se sienten queridos y cuidados, van a poder aprender mejor y más cosas, porque dentro de un clima de afecto se sienten más seguros, dado que hay lugar para el intercambio de ideas y la construcción de nuevos conocimientos. Es decir, hay lugar para el diálogo y para escuchar al otro. De esta forma, vamos a poder saber en qué están interesados nuestros alumnos, como también saber las preocupaciones que tienen y así, vamos a poder proponerles actividades que les resulten atractivas y pertinentes.
También me pareció muy interesante esto de "transmitir entusiasmo". Creo que esto es algo muy importante porque los niños (y también los adultos) notan enseguida si un docente está ahí porque "no le queda otra" o porque de verdad le gusta, le apasiona lo que hace. Cuando los docentes nos entusiasmamos, nos apasionamos por lo que hacemos, logramos contagiar a los niños y así los predisponemos de otra manera para llevar adelante la tarea. Como futura docente, espero poder transmitirles esto a mis alumnos y que ambas partes podamos disfrutar de aprender con los otros, dentro de un clima de afecto y respeto mutuo.


Unknown dijo...

Alumna: Lemos Yanina (miércoles turno mañana)
Para mi vale la pena ser docente porque considero que la educación es un pilar fundamental en la formación y desarrollo de un individuo. En esta profesión no solo uno es el que enseña sino que los alumnos también te enseñan día a día. Creo que ambos sujetos necesitan del otro para lograr una formación adecuada.
Estoy segura que esta profesión me dará muchas experiencias buenas y malas de las cuales tendré que aprender de cada una de ellas, para ser mejor, y así poder motivar en los niños el interés por aprender y promover el “ser más”. En estas nuevas generaciones esperan mucho de nosotros por lo que tenemos un gran compromiso por delante.

Unknown dijo...
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Unknown dijo...
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Estela Quiroga dijo...

Yanina tu comentario se había publicado tres veces seguidas por lo taanto eliminé las otras dos, gracias por tu trabajo!!

Unknown dijo...

Como docentes de nivel inicial vamos a encaminar a los niños, y esto no es un trabajo sencillo. Tenemos que aprender muchas cosas de ellos, sus miradas, gestos, etc. y entender qué nos están diciendo con ellas para poder así ayudarlos y guiarlos en estos primeros pasos que están dando. Pero no sólo es rol del docente sino también de los padres. Éstos deben auxiliar y pasar tiempo con ellos, leerles, jugar y no dejarlos sentados mirando tele para que después absorban todo lo que vieron y hablen neutro por ejemplo.

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Licenciada y profesora en Letras Modernas, egresada de la UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA.ESPECIALISTA EN LITERATURA ARGENTINA. Especialista en Investigación Educativa. (ISP Joaquín V. González) Especialista en Litertura Infantil y Juvenil (CEPA) Actualemnte se encuentra cursando la Maestría en Análisis del Discurso (UBA) Publicó numerosos artículos y ensayos para diferentes sellos editoriales (Cántaro, Puerto de Palos, Paidos, revistas del ISPEI Sara Eccleston) En el 2012 su blog Entre el mouse y la tiza recibió el PRIMER PREMIO A LOS BLOGS EDUCATIVOS otorgado por la UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES (UBA) A raíz de ese premio fue convocada por distintos medios periodísticos. Durante 2013 el mismo blog resltó ser finalista de dicho concurso. En estos momentos se encuentra abocada a la investigación y la escritura de un ensayo en colaboración con la Lic. Cristina Olliana. Acaba de publicar Y DE PRONTO LA VIDA un ensayo destinada a la Crianza, la literatura y el Juego.

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